¿Hay alguna manera de incluir el tiempo frente a la pantalla en el día de mi hijo(a)?
En un día, desde que los niños se levantan hasta que se acuestan, pueden pasar muchas cosas. Los niños pueden jugar al aire libre, construir un castillo, comer juntos, dibujar. Estas interacciones con otros (compañeros o adultos) y con su entorno físico son fundamentales para el aprendizaje del lenguaje. Cuando los niños se pasan todo el día mirando una pantalla de forma pasiva, se pierden todas estas maravillosas oportunidades de aprendizaje.
El tiempo que los niños pasan frente a la pantalla debe pensarse en dos dimensiones: calidad y cantidad. La calidad se refiere a cómo utilizamos las pantallas, en una escala que va de lo pasivo a lo interactivo. El mejor uso de las pantallas es en un entorno interactivo, por ejemplo una madre y su hija resolviendo juntas un videojuego. La cantidad se refiere a la cantidad de tiempo frente a la pantalla, en una escala que va desde un día entero hasta un periodo breve. La mejor cantidad de tiempo de pantalla es aquella que no interfiere con otras posibles actividades. Un día de poco aprendizaje de lenguaje es aquel en el que los niños están viendo la televisión de forma pasiva todo el día. Un día rico en aprendizaje es aquel en el que los niños juegan juntos, hacen manualidades, ven un breve episodio de televisión y hablan de él con sus padres o cuidadores, luego comen juntos, etc.
La semana que viene nos adentraremos en cómo las interacciones impulsan el desarrollo del lenguaje.
Las fuentes científicas de nuestro cómic: