¿Debería traducir palabras para ayudar a un niño bilingüe a ampliar su vocabulario?
¿Recuerdas las listas de traducciones de palabras que tenías que memorizar para los exámenes de la clase de segundo idioma de tu colegio? Cat significa gato. Dog significa perro. Mouse significa ratón… Listas tan largas que te adormecían.
Gran parte de la enseñanza de una segunda lengua consiste en crear correspondencias entre la lengua materna y la segunda.
En cambio, los niños bilingües aprenden sus idiomas de manera diferente a la de una clase estructurada. Dependiendo de cuándo y dónde oigan cada lengua, pueden tener vocabularios que se solapen muy poco. Por ejemplo, un niño bilingüe puede oír japonés en casa y aprender las palabras «bañera» y «sartén»; y puede oír francés en el colegio y conocer las palabras «pizarra» y «gimnasio». Los estudios han demostrado que los niños bilingües aprenden el vocabulario de un idioma independientemente del vocabulario del otro. Precisamente por eso pueden aprender dos palabras, una en cada idioma, para el mismo objeto o concepto sin sentirse confundidos.
Puedes imaginarte los idiomas de un niño bilingüe como dos canastas que se van llenando dependiendo de los tipos de “fruta” que tenga cerca. Quizás con su niñera llene las canastas de “peras”, y con sus primos, de “kiwis”. Puede que con mamá llene las canastas de “duraznos” y con papá de “naranjas”.
Lo más importante es la cantidad y la calidad del tiempo dedicado a interactuar en cada idioma. Cuanto más de uno de sus idiomas escuche un niño bilingüe, más rápido comprenderá las palabras y aprenderá otras nuevas. La mejor manera de fomentar el vocabulario de un niño bilingüe es proporcionarle interacciones significativas con los diferentes tipos de “frutas”, ¡es decir idiomas!
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